viernes, 21 de agosto de 2009

La inglesa

Qué me estará queriendo decir cuando no dice nada y aprieta los dientes así de fuerte. Tiene la boca encadenada pero aún desde mi lado puedo sentir su lengua yegua dándose cabezazos contra el paladar. Qué animales le suben por la garganta en estampida, cuántas escopetas tendrá incrustada en las encías. Trato de verlo cada vez, pero tiene cosido los labios y todo lo que ocurre dentro es lo que no pasa afuera de ellos, en la carne rosa traslúcida que no se mueve ni para los temblores.

Qué me estará queriendo decir cuando sonríe en mueca y crispa los ojos, cuando está conmigo pero en otra parte, tratando de controlar el sin control de las boas y gatos encerrados en ese par de centímetros curvos y mucosos. Pienso que un día van a terminar saliéndoseles por la nariz, reproducidos en millones de veces, escupidos a borbotones por esos dos agujeros ingleses.

Qué querrá decirme cuando me dice ‘un gusto Alejandra hablar contigo’ y los maullidos furiosos empiezan a perderse detrás de las muelas, arrinconados entre ellos mismos y los dientes filudos color gris-violeta.