martes, 1 de diciembre de 2009

Sensible al tacto

- Huele a noche aquí. A boca pastosa. A susurro y temblor, a barco cansado andando el río que separa la tierra. ¿Puedes sentirlo? El olor a casa perdida, esa a la que nunca nadie llega porque no hay camino, sendero siquiera, para atravesar el bosque de olivos y frambuesas.
- Quédate tranquilo. Lo peor sería que aquí oliera a pampa. A vista perdida buscando un destello.
- ¿Tú crees?
- Yo creo. Y es mejor que siga así, porque el día que huela a luz serás el primero en volverte loco, tirando mi cara contra la tuya tratando de tapar los agujeros de tu nariz