martes, 22 de enero de 2008

Cátedra de religión

- Mamá, hoy te despertaste con olor a catedral.
- …… Y eso, ¿es bueno o malo?
- Es bueno si es un dejo. Es malo si pareces como instalada al lado del obispo, repitiendo la prédica.
- ……
- Tú estás como al medio. Pensando si estás dispuesta a pasar por el confesionario y someterte a los 20 padres nuestros y 35 aves marías, o mejor tener un diálogo directo con Dios y zanjar las diferencias con un “ya po, si no lo hago nunca más”
- ¿Sentada bien adelante o en los últimos puestos?
- Parada a un costado. Llegaste tarde –como siempre- y todo el mundo lo notó, con tu taconeo de aguja incesante y rapidito, bien rapidito para no desconcentrar al cura.
- Pero las catedrales son grandes. El curita seguramente no se dio cuenta….
- Mamá, si se dio cuenta. Y para sus adentros piensa que porqué no te confiesas de una vez, que él mismo ya te perdonó los pecados –que son puras ridiculeces, piensa también- y que dejes de mirarlo con cara de circunstancia y ojos de perro mojado.
- ……
- Mami, pásame las zucaritas. O mejor las busco yo, para que no queden con gusto a incienso y vela derretida.

No hay comentarios: