- ¿Y qué se hace cuándo uno tiene la mente seca?
- Se hace uno una ducha bien fría, y se deja de pelotudeces de cabeza de pasa y ojos de almendra caída, porque usted mi amorcito tiene una mirada envidiable pero si la echa a morir porque no se le ocurre una genial idea para escribir -o, más aún, para que le solucione la vida- mejor regáleme los azules, que yo los luzco harto mejor, y usted métase a la cama y no se despierte más si así lo quiere. O despiértese de vez en cuando y escuche como yo gozo a través de sus ojos. Me dan ganas de darle una buena turra sabe mijita, por lo quejumbrosa y lo poco agradecida. Mire que venir a hablar de mente seca y susurrarme con ese hilito de voz como de gato chico hambriento, de niñito de post guerra abandonado en un campo, como para que yo le diga que "pobrecita mi niña y la triste vida que le tocó vivir" y le seque las lágrimas de cocodrilo en pantano ajeno y la acurruque y la haga dormir en la cuna. Pero fíjese que esa escenita de película romántica añeja no nos queda bien ni a usted ni a mi. Los besos y abrazos sí sacan pedazos, especialmente cuando uno sabe -como yo en este mismo momento- que el otro está haciendo un show barato y regaloniado, y que si yo le sigo el juego lo único que hago es alimentar la idea estúpida con la que se despertó hoy, quizás porque ayer su enamorado no la llamó a la hora que dijo o en el trabajo a su jefe no le pareció bien lo que hizo. Y a usted se le acaba el mundo en tres minutos por esos temblorcitos que no asustan ni a los ratones. Párese por encima del escenario y mírelo en forma general; detenerse en la particularidad de la butaca sucia y la tabla suelta de la escalera es para los actores de poca monta, ¿me sigue? Coma un puñado de pasas para la memoria y otro poco de nueces para el amor y no venga nunca más a las 5 de la tarde de un día de semana a despertarme de la siesta para lanzarme una frasecita de seudo poeta borracho y melancólico ¿le quedó claro, mi linda?
1 comentario:
A veces me pregunto si no seré yo uno de los personajes reales que participaron en la inspiración de la abuela. S no soy, ni me digas, que me gusta vivir con la ilusión de musa.
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